Una enseñanza representa para los estudiantes visitar la casa natal de José Martí ubicada en la hoy conocida calle “Leonor Pérez” número 314, La Habana Vieja.
El inmueble es declarado Monumento Nacional en el año 1949 y, además, los documentos originales y manuscritos de quien es también considerado maestro mayor y guía del pueblo cubano.
La emoción embarga al visitante al tener frente a él perfectamente conservados en las vitrinas donde se exhiben algunos objetos personales de José Martí que llevaba cuando cayó en combate por la independencia de Cuba en Dos Ríos, hoy provincia de Granma, el 19 de mayo de 1895.
Allí se encuentran las espuelas de metal y cuero, el cortaplumas, que aún presenta vestigios de su sangre y la escarapela, una pequeña bandera confeccionada con canutillo, que perteneció al primer Presidente de República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes, obsequiada a José Martí por Fernando Figueredo Socarrás, secretario personal del insigne patriota.
La vivienda de dos plantas típicas de la arquitectura colonial, perteneció sucesivamente a órdenes religiosas y propietarios españoles y continuó alquilada hasta finales del siglo.
Como homenaje al insigne patriota cubano se funda en 1900 la Asociación de Señoras y Caballeros por Martí, con el objeto de adquirir la vivienda y dedicarla al recuerdo del Maestro. Fue entregada a Doña Leonor en 1901, quien residió en ésta hasta 1904, luego deviene casa de inquilinato hasta que, por gestiones de prestigiosos cubanos se convierte en Museo.
En la parte alta del inmueble estaban situadas las dos habitaciones que ocuparon Leonor y Mariano, padres de Martí. En la actualidad se exponen allí objetos de la infancia como son: la cucharita de paladeo, la toalla y el gorrito de canastilla con el que fue bautizado José Martí en la Iglesia del Santo Ángel Custodio.
Se exhibe también el grillete de hierro que le fuera impuesto a José Martí en la cárcel de La Habana, como el presidiario número 113. Algunas piezas de la vajilla familiar de José María Sardá usadas por Martí al ser confinado a la finca El Abra, en Isla de Pinos. Esos objetos, guardados celosamente por la esposa de Sardá, Trinidad Valdés, fueron donados por sus descendientes al Museo. Todos son considerados reliquias queridas del pueblo cubano.
En la segunda habitación se conserva la leontina de oro y platino, entregada como regalo al Maestro por sus alumnos de la Escuela Normal, pieza que a partir de estos momentos siempre llevó consigo.
De la oficina de José Martí en Nueva York, situada en el número 20 de la calle Front Strett se exhiben el escritorio (secretaire), la mesa de reuniones, una de las seis sillas estilo Imperio que la acompañaban, la escribanía, el único retrato al óleo del natural, que existe de Martí, realizado por el artista sueco Herman Norman.
El tintero y la pluma de marfil con la que Martí y el General Dominicano Máximo Gómez firmaron el Manifiesto de Montecristi, donde se expusieron los propósitos de la lucha por la independencia de la Isla.
Transcurre el tiempo y en la casa Natal de José Martí se conservan los preciados objetos, propiedad del más universal de los cubanos, quien se sembró para siempre en el corazón de su pueblo.
A pocos años del triunfo revolucionario de 1959, el 28 de enero de 1963 fue reabierta al público la casa natal de José Martí y en la reapertura el intelectual cubano Juan Marinello realizó un recuento de la vida y obra del más universal de los cubanos.
Tomado del Sitio Web de Radio Rebelde